domingo, 18 de diciembre de 2011

IO SATURNALIA!, MENÚ NAVIDEÑO GRECORROMANO

A unas semanas de finalizar el año 2011 queremos dedicar unas líneas a la elaboración de un menú navideño grecorromano con todos los elementos básicos para pasar unas fiestas rodeados de nuestros seres queridos y arropados por los dioses olímpicos, y así celebrar nuestra Saturnalia particular.

Comenzaremos con una libación a los dioses de vino tinto que acompañaremos con unas palabras de Plauto, Estico, IV, 4:
¡A tu salud.[...] A vuestra salud, a la tuya, a la mía !

A continuación, seguiremos con la GUSTATIO o entrantes con unos huevos escalfados, unas frituras de lechuga, calabaza con jugo de comino y unos puerros con garum.

HUEVOS ESCALFADOS

"Tras empaparlos con aceite, garum y un poco de vino, se pone el recipiente en una olla con agua caliente, luego se tapa completamente y se dejan al fuego hasta que tomen una consistencia intermedia" (Galeno, VI, 706 y ss)

KÁTILLOS ORNÂTOS

"Tras lavar unas hojas de lechuga se rallan y se machacan en un mortero con vino. A continuación colar el jugo, mezclarlo con harina fina y dejar reposar. Después, amasar añadiendo manteca de cerdo y pimienta. Alisar la masa y cortarla en trozos que freiremos en aceite muy caliente" (Ateneo, XIV, 647 e)

CALABAZA COCIDA

"Cortar la calabaza y ponerla a hervir con agua, tras rociarla con jugo de comino y un poco de aceite por encima. Cuando esté hervida, servirla" (Apicio, III, 3, 4)

PUERROS CON GARUM

"Mezclar agua y aceite con un puñado de sal. Cocer en ella los puerros y luego sacarlos. Aliñar con aceite, garum y vino puro. Servir así" (Apicio, III, 3, 10)

Continuaremos con un plato de carne y otro de pescado como PRIMA MENSA.


PATO CON DÁTILES

"Asar un pato al horno aderezado con una salsa de pimienta, perejil, ajo, apio, cilantro, menta, dátiles, miel, vinagre, garum, mostaza y defritum" (Apicio, VI, 3, 6)

ASADO DE COLA DE ATÚN

"Corta en trozos una cola de atún, ásala toda, sólo espolvoreandole sal fina y untándola con aceite. Come los trozos calientes bañándolos en una acre salmuera, e incluso, si quisieras comerlos secos, son nobles, semejantes a los dioses inmortales en naturaleza y hermosura. Pero si la sirves salpicándolos con vinagre, los echas a perder" ( Ateneo, VII, 303 e-f)

Finalizaremos nuestro banquete grecorromano con la SECUNDA MENSA o postres, degustando una bandeja con exquisitos frutos secos (almendras, dátiles, castañas, pasas, orejones, nueces, avellanas, etc.) y un bizcocho con sorpresa incluida.

BIZCOCHO ROMANO PARA LAS SATURNALIA

"Hacer un bizcocho, cortarlo por la mitad, en horizontal. Poner a calar con agua y miel una de las partes cortadas que nos servirá de base. Rellenar el bizcocho de queso fresco sin sal, frutos secos (pasas, dátiles y avellanas) y mermelada de manzana u otra fruta. Tapar el relleno con la mitad del bizcocho sobrante y decorar con nueces, fruta confitada, miel y pimienta. Encima del bizcocho pondremos una corona de laurel hecha de papel"  
(*No hay que olvidarse de introducir en su interior el haba seca, pues el que la encuentre será coronado como princeps Saturnalicius y sus órdenes deberán ser cumplidas). 


Solamente resta desearos unas felices fiestas navideñas 
 y 
Bona Saturnalia!



Nos vemos de nuevo en enero

Plurimam salutem!


domingo, 11 de diciembre de 2011

VIVARIA PISCIUM PARA NUESTRO HERMES


Tras echar un vistazo al libro de Apicio, descubrimos el aprecio de los antiguos romanos por el marisco y el pescado, de manera que, como comían tanto peces de agua salada como de agua dulce, para tenerlos siempre presentes en sus mesas, tenían viveros artificiales (piscinae).
El pescado, signo de distinción y servido en los grandes banquetes, era caro, por lo que resultaba comprensible la utilización de viveros llamados con el nombre genérico de vivaria por cuidar animales vivos o en el caso de los pescados: vivaria piscium o piscinae (para el almacenaje de piscis-peces) de manera que, aunque se viviera lejos del mar, pudieran tenerse los pescados siempre a mano y degustarlos frescos. También encontramos el término cetarium que hace referencia al vivero en sí.

Aulo Gelio, Noches Áticas, II, 20 nos comenta la etimología:”Marco Varrón dice, en el tercer libro Acerca de la agricultura que ciertos lugares cercados ahora se denominan vivaria, en los cuales son alimentadas fieras vivas. Existen tres tipos de criaderos de granja: aviarios, conejares piscinas (piscinae) […] Pero los lagos o estanques cerrados para contener peces vivos, con nombre suyo y propio se denominan piscinae.

La diferencia entre  piscinae  y vivaria piscium podría tratarse en lo siguiente:
  •   PISCINAE: Estanques para criar peces de agua dulce que no estaban tan bien considerados como los de agua salada. 
  • VIVARIA PISCIUM: Canales abiertos en la misma costa para criar peces de agua salada.
No obstante, las fuentes utilizan ambos términos indistintamente.
Sobre sus primeros usos sabemos por un diálogo de Platón, Político, 264 c que los egipcios ya utilizaban la técnica de criar peces en el Nilo:
“Extranjero- Lo siguiente, si es que, como supongo, has oído hablar de ello más de una vez. Se bien que tú no has asistido personalmente a los adiestramientos de peces que se hacen en la región del Nilo, y es muy posible que tampoco hayas podido verlos en los estanques reales; en las fuentes, en cambio, debes, tal vez, haberlos observado.”
Así pues, quizás esta técnica egipcia fue tomada por los griegos para criar en tanques hechos con losas de piedra o yeso las codiciadas anguilas, en las orillas de los lagos de Beocia o en el río Estrimón (Tracia) como bien nos narra Aristóteles, Hª de los animales, VIII, 2, 595 a: “Las anguilas se alimentan de lodo y de trozos de pan que se les echa. Por eso los criadores son particularmente cuidadosos de que el agua está limpia, por su perpetuo fluir sobre un fondo de losas planas de piedra y luego fluye de nuevo, sobre los tanques con yeso. […] Por esta razón, se las pesca en el río Estrimón, por la época de la salida de las Pléyades, ya que en este período se agita el agua y el barro se enturbia levantado por los vientos contrarios. […] Se mueren si se las cambia en verano de las piscinas de los lagos a los tanques, pero no si se retira en el invierno"

Para conocer cómo eran estas piscinae podemos acudir a Ateneo, V, 208 A que nos habla de unos tanques en este caso de plomo, pero con la peculiaridad de estar ubicados en enormes barcos, en concreto se trata de la nave de Hierón de Siracusa: “en la parte de la proa había así mismo un depósito de agua cerrado, con una capacidad de dos mil metretas, hecho de tablones rejunteados con trozos de lienzo calafateados. A su lado se hallaba un acuario cerrado con plomo y tablones. Estaba lleno de agua salada, en la que se criaban numerosos peces

Valerio Máximo, IX, 1, 1 además de comentarnos quién fue uno de sus inventores,  nos explica cómo se construían:Cayo Sergio Orata fue el primero en no someter sus glotones apetitos a los caprichos de Neptuno, se creó mares privados interceptando las olas del mar para sus estuarios y encerrando toda clase de peces en recintos diversos, separados por unos bloques, de manera que ningún temporal pudiera privar a la mesa de Orata de manjares variados. Llenó también de edificios espaciosos y altos las orillas del lago Lucrino, desiertas hasta el momento, con el fin de poder disfrutar de ostras fresquísimas”

Completamos la información sobre los vivaria piscium con Varrón en RR, III, 3-17 que habla de los tipos de viveros de peces, los de agua dulce (muchas veces destinados a la plebe) y los de agua salada o viveros marítimos vinculados a los ricos. Veamos qué nos cuenta: “Hay dos tipos de viveros, de agua dulce o salada, aquellos para la plebe y no sin beneficio, a los que las Linfas suministran el agua para nuestros peces de criadero. Sin embargo, los viveros marítimos de los nobles, para los que Neptuno suministra el agua y los peces, más conciernen a los ojos que a la bolsa, y más bien vacían que llenan la bolsa del dueño, pues primero se edifican a lo grande, luego se llenan a lo grande, en tercer lugar se mantienen a lo grande. Hirro recibía 12000 sestercios de los edificios que rodeaban sus viveros, pero consumía toda esa renta en los alimentos que daba a los peces. No es de admirar, pues me acuerdo de que, en un cierto momento, este había dado en préstamo un peso de dos mil morenas a César y que había vendido la granja en cuatro millones de sestercios por la gran cantidad de peces. Que nuestro vivero en medio de la tierra y plebeyo correctamente se llama “dulce” y el otro “amargo”. Pues ¿quién de nosotros no está contento con uno sólo de tales viveros? ¿Quién, por el contrario, no tiene un conjunto de muchos viveros marítimos formados a partir de un único estanque? Pues lo mismo que Pausias y los demás pintores de su estilo tienen grandes arquetas compartimentadas donde hay ceras de diferentes colores, así estos tienen viveros compartimentados donde tienen diferentes peces encerrados por separado, los cuales, como si fueran sagrados y más inviolables que aquellos de Lidia que, estando tu sacrificando, Varrón, decías que habían venido en manada al toque de flauta hasta la misma orilla y al altar, porque nadie se atrevía a cogerlos (era el mismo tiempo en el que habías visto allí las islas danzantes de los lidios); y así, ningún cocinero se atreve a poner en salsa a estos peces.
Cuando nuestro amigo Quinto Hortensio tenía viveros construidos con gran dispendio cerca de Bauli, fui tan frecuentemente con él a su granja como para saber que él siempre solía enviar a comprar peces a Puteoli para la cena. Ni siquiera era bastante para él no alimentarse de los viveros, sino que también él mismo los alimentaba a su vez y ponía mayor cuidado de su parte para que sus mújoles no pasaran hambre que el que yo tengo para que mis asnos no pasen hambre en Rosea, y ciertamente con ambas cosas, esto es, tanto con el pienso como con la bebida, administraba la vitualla con mucha más prodigalidad que yo, pues yo con un esclavito, no mucha cebada y con agua de casa alimento a mis valiosos asnos; Hortensio, en primer lugar, tenía muchos pescadores que suministraban y le apilaban con frecuencia pececillos pequeños que eran consumidos por los grandes. Además, echaba en los estanques salazón comprada cuando el mar se alborotaba y, a causa de la tempestad, el mercado ofrecía escuálida mercancía de vivero y tampoco se podía sacar con red cebo vivo a la orilla, el pescado de la cena del pueblo. Si por Hortensio fuera, antes sacarías de sus caballerizas mulas de tiro para quedártelas que un mújol barbado del vivero”.
“Y”, sigue diciendo, “no menor era su cuidado con los peces enfermos que con los siervos más débiles. Y así se preocupaba menos de que los siervos enfermos no bebieran agua fría que de que sus peces la bebieran fresca. Y de hecho, decía que Marco Lúculo trabajaba con escaso cuidado, y despreciaba sus viveros porque no tenía albuferas idóneas y sus peces vivían en agua estancada en lugares pestilentes. Por el contrario, Lucio Lúculo en Nápoles, tras haber perforado el monte e introducido una corriente marina en los estanques, que a su vez refluía, no cedía ante Neptuno en pesca, pues estaba hecho de tal forma que parecía haber sacado a sus amigos los peces, en tiempo caluroso, a lugares más fríos, como suelen hacer los ganaderos de Apulia, que por las cañadas llevan el ganado a los montes Sabinos. Pero mientras construía en la zona de Bayas tanto se consumía de cuidado que al arquitecto le había permitido que gastara el dinero como si fuera suyo en tanto que un túnel llevara desde los estanques hasta el mar, habiendo construido un dique para que la marea pudiera entrar y salir de nuevo al mar y refrescar las piscinas dos veces al día desde el orto de la luna hasta la luna nueva siguiente”.
Columela, De RR VIII, 1, XVI también nos habla de los vivaria:Después de referirse a las aves acuáticas, por supuesto, nos encargaremos de los peces. [2]…no sólo se ocupó de las numerosas piscinas que se habían formado, sino que de los peces de agua salada que llevaban. El resultado fue que los lagos de Velino, en Sabate, así como Vulsinum y Ciminus, registraron un aumento de lobos marinos como el besugo y otros peces que toleran el agua dulce. [3] Esta práctica cayó en desuso en tiempos más avanzadas, y el lujo de los ricos fue en un recinto en los mismos mares….[6] El que tras adquirir unas tierras en una costa marítima no podía, a causa de la esterilidad del suelo, sacar producciones útiles, puede obtener ingresos de la propia mar. [7] En primer lugar, debe conocer la naturaleza de donde se quiere construir piscinas, pues todos los lugares no aptos para todos los peces. Sobre un fondo de barro, se alimentan pescados como el lenguado, el rodaballo,… y prosperan muy bien los mariscos, el murex y las ostras y el marisco que llamamos vieiras, percebes y sphondyles. [8] las cuencas de arena son más adecuadas para los peces de mar, como el besugo,… pero son menos específicas a los mariscos. En cuanto a la línea costera cubierta por rocas, una lleva el nombre de los pescados que se retiran a las rocas, tales como mirlos, zorzales,….[9] no debemos ignorar los estrechos, a fin de no errar en la elección de los peces, pues hay peces que no les va bien en todos los mares: este es el hélops, que vive en los de Panfilia y no en otros lugares, como faber, que se encuentra en el Atlántico, que se numera con los pescados más delicados en Gades, mi país natal, y se nombra Zeum…[10] la morena, aunque nacida en el Mar Tarso y el Mar de los Cárpatos se ha adaptado con nosotros, y se ha convertido en la anfitriona de todos los estrechos, existiendo en todos los mares extranjeros…. XVII:” [1] Es excelente cualquier laguna que reciba el flujo que viene del mar… De hecho, el lago recibe los vientos del mar que se agitan constantemente, renovándola y no dejando que se caliente nunca… [3] Si la naturaleza del sitio lo permite, es conveniente que por todos los lados de la piscina salga agua fuera por ser más fácil de renovarse a sí misma… Creemos que estas aberturas en la parte inferior de la pared de cierre, pues no hay evidencia de que el agua de mar se eleva por encima de dos metros, es suficiente para pescar allí. También está claro que más agua de mar proviene de la parte inferior, por lo que es más fresca y por lo tanto es adecuado para los peces.[4] Si el lugar donde se piensa establecer la piscina está al nivel del mar, se ha de hacer una excavación de nueve metros de profundidad y dos metros por debajo de la cuenca alta para que sirva como transición al flujo. O tener cuidado de que esta apertura sea muy amplia, ya que el agua estancada por debajo del nivel del mar no puede ser expulsada por el volumen… [6] Debe ser excavados en las paredes de los compartimentos de cada especies para proteger a los peces del calor del sol… Tendremos que establecer en los canales que dan paso a las aguas de la piscina unas redes de cobre con pequeñas aberturas, para que los peces no puedan escapar. Si el espacio lo permite, será útil tener en el tanque unas rocas de la costa, especialmente aquellos que están cubiertas de algas…para que los cautivos no se den cuenta de la privación de su libertad. [7] Cuando los tanques estén preparados, vamos a introducir la manada de peces. Un punto muy importante y que no debemos perder de vista que… es el tipo de especies que vamos a poner…[9] en los estanque con suelos arenosos, que se basan en el lodo y el limo son mejores, como ya he dicho, a los mariscos y peces que permanecen inmóviles en el fondo del agua. La posición de la laguna y su comida, son diferentes de lo requerido para otros peces que están siempre en movimiento. Por lo tanto, para los animales similares al lenguado, rodaballo y otros, es importante extraerlos dos pies de la piscina en un lugar que nunca se queda seco durante el reflujo.[10] …la piscina se puede llenar con una masa de algas para frenar la violencia de las olas durante las tormentas [11] …Los alimentos para los pescados debe ser… la basura de todos los pescados salados que son expulsados ​​de por la marea [13] Entre las frutas que no están maduras, peladas, se pueden lanzar higos, nueces agrietadas con los dedos, las cebollas hervidas en agua, así como toda la comida que hace que su falta de consistencia adecuados para la deglución, tales como el queso… sin embargo, prefieren los alimentos frescos: las anchoas también los cangrejos, y todos los pequeños pescados muy buenos para los grandes.[15] Sin embargo, si durante el invierno, no se puede conseguir este tipo de alimentos se les distribuyen bolas de pan negro, y si el tiempo lo permite, las manzanas cortadas en trozos. En cualquier momento usted puede dar a los higos secos, como en Rétique y Numidia, que tienen en abundancia”

Tras la lectura de Varrón y de Catón se extrae que debió de tratarse de un negocio con muchos ingresos gracias al consumo y demanda de estos pescados, principalmente, la murena, las anguilas, las lubinas, los rodaballos y las ostras. Comentar que según Plinio H.N, IX, los salmonetes  “no crecen en viveros o estanques”
 En Horacio, Epist. I, 1, 79 podemos leer una metáfora graciosa de la que se comprende el valor tan grande que tenían estos criaderos:”Una parte de la gente ansía conseguir contratos públicos. Los hay que con pasteles y frutas van a la caza de viudas avaras y acaparan a viejos para meterlos en sus viveros”

En Plinio IX, 79 leemos los grandes ingresos que proporcionaba: La primera persona que crió de forma artificial las ostras fue Sergio Orata, en Baya, en tiempos de L. Craso, el orador, justo antes de la Guerra con los marsos. Esto fue hecho por él, no para la satisfacción de la gula, sino para hacerse rico pues le proporcionaba grandes rentas.”
De manera la mayoría de estos viveros pertenecían a romanos célebres, por lo que estaba totalmente prohibido pescar los peces que se producían en ellos. Así pues, era necesario cuidar con esmero de sus piscinae, como bien menciona Cicerón en su carta a Ático, 1.20 donde acuña el término piscinarii haciendo mención que los criadores de pescados cuidaban más a sus peces que a los asuntos públicos y privados.
En Marcial, IV, 30 leemos la idea de considerar a los peces como sagrados, ya por el valor adivinatorio que se les otorgaba, ya por su precio en el mercado:Pescador, mira que te lo advierto, huye lejos del lago de Bayas, no sea que te retires culpable. En estas aguas nadan peces sagrados, que conocen a su señor y lamen esa mano suya como no hay otra más poderosa en todo el orbe. ¿Qué decir que tienen su nombre y cada uno acude a la voz de su guardián al ser reclamado? En cierta ocasión, en estas profundidades, un impío libio, al sacar una presa con su caña temblorosa, repentinamente ciego por habérsele robado la luz de sus ojos, no pudo ver el pez que había cogido y ahora, odiando a muerte aquellos anzuelos sacrílegos, se sienta a la orilla de los lagos de Bayas pidiendo limosna. En cambio tú, mientras puedes, aléjate inocente después de arrojar a las aguas tus cebos sin artificio y venera esos peces delicados”.
También Jenofonte, Anábasis, I, 4, 9 nos habla de ese carácter sagrado que tenían los peces de los viveros: Después de esto, Ciro recorrió, en cuatro etapas, veinte parasangas, hasta el río Ca1o, que tenía un pletro de ancho y estaba lleno de peces grandes y domesticados, a los que los si nos consideraban dioses y no permitían que se les dañara”

De nuevo Marcial, X, 30 nos habla de la comodidad de tener estos criaderos próximos y así poder consumir caros pescados en sus banquetes e incluso como mera distracción: Y el sedal no busca su presa en un mar lejano, sino que la caña echada desde la alcoba y desde la cama la engancha un pez al que se ha visto desde lo alto. Nereo siente la tiranía de Eolo, la mesa, segura con lo suyo, se ríe de las tempestades: una piscina cría los rodaballos y las lubinas en la propia casa, la delicada morena acude nadando hasta su cuidador, el nomenclátor cita a un mújol conocido y, a la orden de que se acerquen, acuden los viejos salmonetes. Pero, ¿cuándo permites, Roma, disfrutar de eso? […] Eso se dispone para los señores; está a vuestro servicio”

Plinio, El Joven, en su Epístola, IX, 7, 4 nos habla de sus villas cerca de la costa, en ella nos narra la posibilidad de pescar en piscifactorías debido a su proximidad, al igual que hemos leído en Marcial: Desde una de las villas puede verse abajo a los pescadores en el lago, desde la otra tú mismo puedes pescar y lanzar el anzuelo desde tu habitación, como si te encontrases en una barca

En las Saturnalia de Macrobio,  III, 15 descubrimos de nuevo esa idea:Sergio Orata  fue el primero que construyó los baños construidos sobre bóvedas e instaló un vivero de ostras en Bayas, el primero que declaró que las ostras del lago Lucrino tenían un excelente sabor. […] Estanques repletos de peces ¡carísimos!, tuvieron los más nobles e ilustres romanos, Lúculo, Filipo y Hortensio, a quienes Cicerón llamaba “criadores de peces (piscinarii)

Juvenal, Sátira IV, 50 recalca de nuevo esa idea y comenta el tamaño que adquirían los pescados criados en estos viveros:Ante el templo de Venus que se alza en la dórica Arcona cayó en la red un rodaballo adriático de grandes dimensiones […] que destinó al sumo pontífice. Pues ¿quién se atrevería a poner a la venta o comprar algo semejante cuando las costas están llenas de delatores? Los inspectores de algas, que andan por todas partes, la emprenderían en el acto y dirían que es un pez fugitivo y cebado durante mucho tiempo en los viveros de César que se había escapado de ellos y que debía ser devuelto a su antiguo dueño”

Plinio, IX. 170 y ss nos informa quiénes fueron los inventores de las piscifactorías: La primera persona que crió de forma artificial las ostras fue Sergio Orata, en Baya, en tiempos de L. Craso, el orador, justo antes de la Guerra con los marsos. Por la misma época, Licinio Murena fue el primero en crear viveros de los demás peces.
Macrobio, III, 15, nos cuenta que el sobrenombre de Murena procede de su afición "desmesurada a este pez, al igual que Orata recibió este nombre su afición a las doradas (aurata),,...la nobleza siguió rápidamente su ejemplo: Filipo, Hortensio,…. (...) Lúculo perforó incluso una montaña, cerca de Nápoles, para abrir un canal y dejar entrar el agua con más gasto del que había hecho para construir su casa. Los peces de su vivero fueron vendidos tras su muerte pos unos cuarenta mil sestercios. C. Hirrio inventó antes que los demás un vivero exclusivamente de morenas y cedió en préstamo seis mil morenas para las cenas del triunfo del dictador César, se negó a recibir el valor de ellos en dinero o cualquier otra mercancía. Su casa, que era de carácter muy humilde en el interior, se vendió por cuatro mil sestercios, como consecuencia de la naturaleza valiosos de los estanques”

Plutarco, Lúculo, 39 nos habla también de Lúculo: “las canales con pescados de que rodeó su casa de campo”

En Eliano, XII, 30 podemos ver en qué lugares existían estos viveros:Peces mansos, dóciles a la llamada y que aceptan complacidos alimento, se encuentran en muchos lugares, por ejemplo, en Epiro, en la ciudad *** llamada antiguamente Estefanópolis; en el templo de la Fortuna, en las cisternas que bordean la subida; también en Heloro de Sicilia, que fue antaño fortaleza siracusana, y en el templo de Zeus de Labranda ", en la fuente de agua cristalina. Tienen collares de oro y pendientes, también de oro. Dista el templo de Zeus de Labranda de la ciudad de Milasa setenta estadios. […]También en Quíos, en el llamado .Puerto de los Ancianos hay multitud de peces mansos, a los cuales alimentan los ciudadanos para divertir la ancianidad de los más viejos. Y en el territorio comprendido entre los ríos Eufrates y Tigris se dice que hay una fuente transparente hasta el fondo y que de ella brota agua muy cristalina, que se convierte luego en el río Aborras. Y allí, bandadas de peces mansos brincan.”

Muchas veces, su amor a los pescados les llevaba a cometer excentricidades como podemos leer en las fuentes, que nos hablan de anguilas con collares y aros. Plinio, XXXII 16, 138 nos cuenta una curiosidad sobre un criadero de anguilas:” En la fuente de Júpiter Labraindo, las anguilas llevan pendientes” por ser peces criados en cautividad. Al respecto Eliano, XII, 30 nos afirma que “en el templo de Zeus que alza en Labranda, viven en una fuente clara unos peces que llevan collares de oro y aros de ese metal
Plinio, IX. 172: "En la misma casa de campo, Antonia, esposa de Druso, puso pendientes a una morena, a la que amaba mucho; su fama  atrajo a muchos visitantes al lugar”

En el mismo epígrafe Plinio nos cuenta los llantos de Hortensio ante el cuerpo sin vida de su morena:En Baulos, en el territorio de Bayas, el orador Hortensio tenía un estanque  en el que había una morena a la que llegó a estar tan unido que, al enterarse de su muerte, la lloró”
 
Algo parecido nos narra Macrobio III, 15  en el caso de Craso, antiguo censor que cuando se le murió la morena en el estanque de su mansión, vistió riguroso luto y la lloró como a una hija”

Dión Casio, LIV, 23 nos informa sobre la crueldad de Vedio Polión que “crió en cisternas algunas lampreas a las que acostumbró a comer carne humana y a ellas les arrojaba esclavos que mandaba matar. En cierta ocasión en que había invitado a comer a Augusto, el escanciador rompió una de las copas de cristal y él ordenó que lo arrojaran a las lampreas sin el mínimo respeto por su invitado”
La misma historia nos la cuenta Séneca. De Clementia. 1.18: Laudable es mandar con moderación a los esclavos, y no debes pensar hasta qué punto puedas hacerles sufrir con impunidad, […] porque todo hombre tiene la misma naturaleza que tú. ¿A quién no había de ser más odioso Vedio Polión que a sus mismos esclavos, cuando engordaba sus lampreas con sangre humana y hacía arrojar á los que le ofendían en un vivero lleno de verdaderas serpientes? ¡Hombre digno de mil muertes, ora reservase para su mesa las lampreas á que arrojaba sus esclavos para que les devorasen, ora no las tuviese sino para alimentarlas de esta manera!”. Y en su obra, De ira, III, 40: “no seas tú persona de tal manera importante, que puedas imponer tu autoridad, como hizo el divino Augusto la noche en que cenaba en casa de Vedio Polión. Rompió un esclavo un vaso de cristal; Vedio mandó que le cogiesen y le diesen una muerte poco común en verdad; quería que lo arrojasen a las enormes lampreas que llenaban su vivero. ¿Quién no hubiese creído que las alimentaba por lujo? era por crueldad. El esclavo se escapó, se refugió a los pies de César y pidió por toda gracia morir de otra muerte y no convertirse en pasto de peces. César se conmovió ante aquella cruel novedad, y mandó dar libertad al esclavo, romper ante sus ojos toda la cristalería y rellenar el vivero. De esta manera debía César castigar a su amigo; esto era usar bien de su autoridad. ¿Mandas sacar hombres del convite para desgarrarlos con nuevo género de tormentos? ¿Quieres por una copa rota dislacerar las entrañas de un hombre? ¿En tanto te estimas que impones pena de muerte delante de César?”


Para terminar comentar que el famoso pueblo de Viver que cuenta con Hermes y sus sueños como uno de sus más destacados ciudadanos tiene su origen en el término VIVARIUM por la gran cantidad de peces que lo caracterizaba, como atestigua su escudo, e incluso, se habla de la existencia de  alguna factoría de Garum.

Realmente nuestro divino dios no podía haber escogido un lugar mejor para albergar su morada.

Plurimam salutem!!!
*Imágenes propias, excepto la del escudo de Viver, extraida de este enlace.



domingo, 4 de diciembre de 2011

VINO DE GRANADAS EN HONOR A BONA DEA


Este fin de semana en el que inauguramos el mes de diciembre se celebraba en la antigua Roma una fiesta en honor de la diosa Bona Dea, divinidad que representaba todas las virtudes de la mujer romana, de manera que nadie podía nombrarla en voz alta para no manchar su nombre. Su culto, muy antiguo, estaba reservado a mujeres.

Se la identificaba con otras divinidades y mujeres como Juno, Ops, Fauna, Maya, Hécate, Medea, Fatua, e incluso, Proserpina. 

Era considerada la diosa de la castidad, salud y fertilidad. Se representación era la de una matrona sentada con un velo que cubría su cabeza, una cornucopia en la mano y su atributo era la serpiente, animal relacionado con la medicina.

Pese a tener un templo en el Aventino, esta fiesta  de diciembre se celebraba en la casa de un cónsul o pretor (un magistrado con imperium), a la que acudían de noche las mujeres participantes. Las Vestales ayudaban a la esposa del magistrado a realizar los rituales. Se decoraba la casa con todo tipo de flores menos mirto, sacrificaban una cerda (llamada Damium)  y le hacían libaciones de vino al que llamaban miel y leche.
Tras la inmolación del animal, comenzaba la fiesta con vino, música y danzas que pese al carácter de castidad que la precedía, muchos autores hablan de la digresión de las normas morales de sus participantes.

Para saber sobre Bona Dea debemos acudir a las Saturnales de Macrobio I, 12, 21 que nos describe perfectamente quién era y cómo era su culto. Veamos qué nos cuenta este autor: “Bona genera todo aquello que es bueno para nuestra alimentación. […] Hay quienes opinan que la diosa tiene el poder de Juno y que por ello se le añadió un cetro real en la mano izquierda. Otros creen que es por Proserpina, y que se le inmola una puerca, porque es el animal que devoró la cosecha que Ceres ofrendó a los mortales. Asimismo hay quienes dicen que es hija de Fauno, y que se resistió a los deseos de su padre, enamorado de ella, hasta el punto de que su padre la azotó con una vara de mirto, por no haber cedido a su capricho ni siquiera atiborrada de vino. Se cree, no obstante, que el padre se metamorfoseó en serpiente y copuló con su hija. De todos esos hechos se aportan los siguientes indicios: es sacrilegio llevar una vara de mirto en su templo; sobre su cabeza se extiende una parra, el instrumento principal con el que se padre intentó seducirla; al vino que se lleva a su templo normalmente no se le llama vino, sino que al vaso en el que se sirve el vino se le llama vaso de miel, y al vino, leche. Las serpientes que hay en su templo se muestran indiferentes, ni infunden miedo ni sienten temor. […] Varrón dice que la hija de Fauno era tan pudorosa que jamás salió fuera del gineceo y su nombre nunca fue oído en público, y jamás vio ella a un hombre ni un hombre la vio a ella, por estas razones, los hombres no entran en su templo”

De las palabras de Macrobio se extraen diversas ideas que podemos completar con la lectura de otras fuentes clásicas:
  • Era una fiesta de mujeres, considerada como un rito misterioso, sin la presencia de hombres, incluso, sus imágenes  y bustos  debían ser ocultados.

  • Se celebraba en casa de un magistrado con imperium, pese a que la diosa tenía un templo.

  •   No se podía adornar la casa con mirto, por ser la planta con la que cayó en el deseo incestuoso. La vid era la más utilizada. 

  • Comenzaba con el sacrificio de una cerda, animal vinculado a muchas divinidades.

  • Se le ofrendaba a la diosa vino contenido en un ánfora velada, aunque no se le podía llamar así, en su lugar lo denominaban “leche”. Al vaso que contenía el vino “melarium”.

  • La fiesta era acompañada de música y danzas.
 
Completemos la información que nos proporciona Macrobio.
Ovidio, en Fasti, V, 150 nos habla del TEMPLO DE LA BONA DEA en la pendiente del Aventino: “Mientras tanto, hay que cantar a la Bona Dea. Existe un peñasco en su sitio originario, que dio nombre al lugar. Lo llaman la Roca; abarca buena parte del monte. En esta roca se había instalado en vano Remo el día que los pájaros del Palatino dieron las primeras señales a su hermano. Los padres levantaron allí en una calva de suave ladera un templo que aborrece la mirada de los varones. Lo dedicó una heredera del viejo nombre de los Clausos, cuyo cuerpo virginal no había tocado varón alguno. Livia lo restauró, con lo que imitaba y seguía a su marido punto por punto”

Por lo que hace a la CELEBRACIÓN EN LA DOMUS de un cónsul o pretor leemos en Plutarco, Caesar, 9 y 10 un fragmento que nos traerá a la mente la conocida frase “"No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo", además de comprender sobre la prohibición de presencia masculina:No produjo ésta, sin embargo, ninguna turbación, y antes sobrevino un incidente doméstico muy desagradable para César. Publio Clodio era un joven, patricio de linaje, señalado en riqueza y en elocuencia, pero que en insolencia y desvergüenza no cedía el primer lugar a ninguno de los más notados disolutos. Amaba a Pompeya, mujer de César, sin que ella lo llevase a mal; pero la habitación de Pompeya estaba cuidadosamente guardada, y la madre de César, Aurelia, mujer respetable, y que andaba continuamente en seguimiento de la nuera, hacía difícil y peligrosa la entrevista de los amantes. Veneran los Romanos una diosa, a la que llaman Bona, como los Griegos Muliebre o Femenil, y de la cual dicen los de Frigia- que la tienen por propia suya- que es la madre del rey Midas; los Romanos, la ninfa Dríade, casada con Fauno, y los Griegos, la madre de Baco, que no es dado nombrar, de donde viene que las que celebran su fiesta adornan las tiendas con ramas de viña, y el dragón sagrado está postrado a los pies de la diosa, según la fábula. No es lícito que a esta fiesta se acerque ningún varón, ni que siquiera exista en casa mientras se celebra, sino que las mujeres solas, unas con otras, se dice que ejecutan en esta solemnidad arcana muchas ceremonias parecidas a los Misterios órficos. Llegado, pues, el tiempo de haberse de celebrar en la casa del cónsul o el pretor, éste y cuantos varones hay salen de casa, de la que se hace cargo la mujer, la adorna, y la mayor parte de los ritos se ejecutan por la noche, pasándola toda en vela con algazara y músicas.

 

Celebraba Pompeya esta fiesta, y Clodio, que era todavía imberbe, y por lo mismo esperaba poder quedar oculto, tomó el vestido y arreos de una cantora, y con este disfraz se introdujo, pudiendo confundirse con una mocita. Estaban las puertas abiertas, y fue introducido sin tropiezo por una criada que estaba en el secreto, la cual corrió a anunciarlo a Pompeya. Fue precisa alguna detención, y como, no pudiendo aguantar Clodio en el sitio donde aquella le dejó, se echase a andar por la casa, que era grande, resguardándose de la luz, dio con él una criada de Aurelia, que le provocaba a juguetear, como que le tenía por otra mujer, y al ver que se negaba, echándole mano le preguntó quién y de dónde era; respondió Clodio que estaba esperando a Abra, criada de Pompeya, que así se llamaba aquella; pero como fuese descubierto por la voz, esta otra criada corrió, dando voces a traer luz, y adonde estaba la reunión, gritando que había visto un hombre. Se sobresaltaron todas las mujeres, y Aurelia, suspendiendo y reservando las orgías de la diosa, hizo cerrar las puertas de la casa y se puso a recorrerla toda por sí, con luces, en busca de Clodio. Lo encontró en el cuarto de la criada, en el que se había entrado huyendo, y descubierto así por las mujeres, se le puso la puerta afuera. Este suceso, yéndose en aquella misma noche las otras mujeres a sus casas, lo participaron a sus maridos, y al otro día corrió por toda la ciudad la voz de que Clodio había cometido un gran sacrilegio, y era deudor de la pena, no sólo a los ofendidos, sino a la república y a los dioses. Le acusó, pues, de impiedad uno de los tribunos de la plebe, y se mostraron indignados contra él los más autorizados del Senado, dando testimonio de otros hechos feos, y de incesto con su hermana, casada con Lúculo; pero haciendo frente el pueblo a estos esfuerzos, se puso a defender a Clodio, a quien fue de grande utilidad cerca de unos jueces aterrados e intimidados por la muchedumbre. En cuanto a César, al punto, repudió a Pompeya; pero llamado a ser testigo en la causa, dijo que nada sabía de lo que se imputaba a Clodio. Como, sorprendido el acusador con una declaración tan extraña, le preguntase por qué había repudiado a su mujer: “Porque quiero- dijo- que de mi mujer ni siquiera se tenga sospecha”. Unos dicen que César dio esta respuesta porque realmente pensaba de aquel modo, y otros, que quiso en ella congraciarse con el pueblo, al que veía empeñado en salvar a Clodio. Fue, pues, absuelto de aquel crimen, habiendo dado con confusión sus votos los más de los jueces, para no exponerse al furor de la muchedumbre si condenaban, ni incurrir en el odio de los buenos si absolvían”

 

También Plutarco en la Vida de Cicerón, 19 habla de esta celebración en su casa: Luego lo acompañaron hasta la casa de un amigo y vecino, ya que el suyo era ocupado por las mujeres, que estaban celebrando los ritos misteriosos de una diosa que los romanos llaman Bona Dea, y los griegos, Gynaeceia. El sacrificio es ofrecido cada año en la casa del cónsul por su esposa o su madre, en presencia de las vírgenes vestales”.

Por lo que hace al VINO, Arnobio, Adversus Nationes, V, 18 y  Lactancio, Inst. Div. I, 22 nos cuentan:”Por ello las mujeres hacen sacrificios en su honor a escondidas y la llaman Diosa Buena. Y Sexto Clodio '", en el libro que escribió en griego, cuenta que ésta era la mujer de Fauno; y que éste le golpeó hasta darle muerte con varas de mirto por haber bebido a escondidas, en contra de la costumbre y honra regias, una vasija de vino, y haberse embriagado; y que después él, arrepentido de su acción y no pudiendo soportar la añoranza que de ella tenía, le dio honores divinos; y que, por su acción, se pone en su rito un ánfora de vino tapada”

Con respecto al SACRIFICIO, vemos en la Sátira II, 85 de Juvenal:Poco a poco empezarán a recibirte los que ponen en casa largas cintas en la frente y con el cuello enteramente cubierto con collares aplacan a la Buena diosa con el vientre de una cerda tierna y con una gran cratera de vino”

Sobre el MIRTO, Plutarco, Moralia, 268 e nos cuenta:”¿Por qué las mujeres, cuando adornan en sus casas el lugar sagrado de la diosa de las mujeres, que llaman «Buena», a pesar de su preocupación por hacer uso de todo tipo de plantas que broten y florezcan?
¿Acaso esa diosa, según cuentan los mitógrafos, era la mujer del adivino Fauno, que se servía vino ocultamente y al no pasar desapercibida fue azotada por su marido con varas de mirto, razón por la que no le llevan mirto y cuando le hacen libaciones de vino, las llaman de leche? ¿O celebran aquel sagrado rito, puras de muchas cosas y especialmente de los placeres de Venus? Pues cuando llevan a cabo los ritos acostumbrados en honor de la diosa, no sólo sacan de casa a sus maridos sino que también expulsan de la casa a todo ser masculino y evitan por razones religiosas el mirto ya que está consagrado a Venus. Y a la que ahora llaman Venus Murcia, la llamaban antiguamente, al parecer, Mirtia”

 Podríamos pensar que se trataba de una celebración muy casta, aunque Juvenal, Sát. I, 85 hace mención de la falta de moral que se producía en esa fiesta, en la que el vino y la música despertaban los instintos más impuros de las mujeres. De esta cita algunos estudiosos extraen que las mujeres aprovechaban la única ocasión en la que se les permitía beber y danzar alegremente, para transgredir las normas bajo la protección del culto a la divinidad e incluso, la equiparan con las Floralia en las que el sexo tenía un papel primordial.  
La misma idea leemos en la Sátira VI, 314:”son conocidos los misterios de la Buena Diosa, cuando la flauta alborota los lomos y se dejan llevar hasta el delirio lo mismo por el cuerno que por el vino y agitan sus cabelleras y aúllan estas ménades de Príapo”

Hemos de recordar que el vino era una palabra tabú cuando se relacionaba con las mujeres, por varias razones. 

En primer lugar, las matronas tenían prohibido beber vino (tementum) en Roma, pues las convertía en indecentes y las alentaba al adulterio, como bien nos cuenta Plinio, HN, XIV, 14:En Roma no era lícito que los mujeres bebieran vino. Entre las varias anécdotas relacionadas con este tema, nos encontramos con que la esposa de Egnatius Mecenius fue asesinada por su marido con un palo, porque había bebido un poco de vino de la cuba, y que fue absuelto del asesinato de Rómulo. [La misma anécdota la cuenta Valerio Máximo, VI, 3, 9]. Fabio Pictor, en su Libro de los Anales, ha declarado que una dama, por haber abierto una bolsa en la que las llaves de la bodega se guardaban, se murieron de hambre su familia, y nos dice Catón, que era del uso de los parientes varones de las hembras dieran un beso, con el fin de comprobar que olía a "temetum," porque fue con ese nombre que el vino era conocido entonces, donde nuestra palabra "temulentia", que significa borrachera. Cn. Domicio, el juez, una vez que dio su opinión de que una mujer se le apareció para que el vino bebido más de lo indispensable para su salud, y sin el conocimiento de su marido, por lo que la condenó a la pérdida de su dote.”.

En segundo lugar, permitir beber vino en esa festividad significaba romper el orden natural de la sociedad, pero esa ruptura se camuflaba cambiando el nombre del vino por “leche” y de su vaso contenedor por “vaso de miel “y de tapar el ánfora con un paño para que los dioses no vieran que se estaban sobrepasando los límites del cosmos, de la moral, de los valores y virtudes ancestrales (mos maiorum)
Así pues, frente al vino que está vinculado al varón encontramos la leche unida al sexo femenino, de ahí ese cambio de nombre de la bebida. 
La presencia de la miel en la ceremonia estaría ligada a la idea clásica proporcionada por el mito de Aristeo relatado por Virgilio, Geórgicas IV, en que las abejas representaban una garantía de castidad, así pues, la mención de la miel en el culto a Bona Dea protegería a las mujeres de la infidelidad, al igual que lo hicieron con Eurídice. Comentar que Plinio, XIV, 6 nos relata que Aristeo “fue la primera persona que la miel mezclada con vino”.   

Las Vestales otorgaban también castidad a la ceremonia, pues con su presencia se aseguraba el decoro.

 A su vez, las mujeres tomaban el papel masculino al acceder al mundo del vino y al ejercer de intermediarias con la divinidad, tomando todos los poderes religiosos otorgados según la tradición al “pater familias”, se trataba por tanto, de un rito de inversión, un juego con las buenas costumbres.

Por último, teniendo en cuenta todas estas ideas es comprensible la realización del culto por la noche, como si fuera algo mistérico y en una casa en lugar del templo consagrado a la diosa.

Celebremos el comienzo del mes de diciembre en honor a la diosa Bona alzando nuestras copas con un exquisito vino de granadas que nos ha transmitido Dioscórides, V, 26 que se prepara de  la siguiente manera:toma granadas maduras sin pepitas, exprímelas y almacena su zumo, o, cuécelo hasta que quede de él una tercera parte y almacénalo así”.

Plurimam salutem!

 *Imágenes propias